lunes, diciembre 18, 2006

JUANCHO NIEVES , GAITERO Y ARTESANO

Por R. SARMIENTO COLEY
Tomado del Heraldo
Después de estudiar cinco años guitarra clásica y música de conservatorio en la Universidad del Cauca, Juancho Nieves Oviedo entendió que su proyecto de vida no era ese. Decidió regresarse a su Sahagún natal a emprender su verdadero camino: la gaita.
La estudió de manera minuciosa. Por fuera y por dentro. Su tamaño. Sus sonidos. Sus huequitos. La contextura de la mata de lata con que se construye originalmente el tubo por donde sale el sonido. La delgada boquilla de pluma de pato por donde el intérprete sopla en busca de la sonoridad. Y la cera de abeja que enrosca el pito de pluma de pato y lo fija al tubo de la mata de lata.
Descubrió que era un instrumento con muchas limitaciones. Entonces entendió que tenía el reto más grande en su vida: inventar un instrumento que, sin apartarse del sonido original de las aves del monte y del grito de la montaña, brindara otras posibilidades.
“Creo que, en parte, logré esa meta”, cuenta en visita a EL HERALDO en compañía de su hija médica, Natalí Nieves, que también es gaitera consagrada, y del bajista Edgardo Díaz.
Acaba de presentar, con una abrumadora acogida, una propuesta musical excelente: los porros de las sabanas de Córdoba y Súcre, interpretados con gaita, con el sonido respetable del porro tradicional con sus saxos, trombones, trompetas, bombardinos, tambores, platillos y bombos. El porro se oye más sublime y dulce.
El invento no se ha quedado en el instrumento simple. Ha creado una variedad de gaitas que se arman y desarman, que estiran y encogen y son almacenadas en un estuche de madera. Allí reposan las diversas gaitas que permiten al intérprete lograr las diversas tonalidades, de acuerdo con la canción que se va a interpretar. Ha sido tan exitosa su propuesta, que ya los cotizados grupos vallenatos y de música tropical le han propuesta que les venda estos estuches para sus músicos. Y él está feliz.
Ya montó su fábrica en su residencia en el pueblo cordobés de donde es oriundo este formidable músico sabanero.

Y es que, como dice el director de la Casa de la Cultura de Sahagún, Elber Julio Cruz, “la primera impresión que uno se lleva cuando llega a la casa de Juancho Nieves es que, indiscutiblemente, se está en la casa de un músico dedicado de tiempo completo a su profesión. En efecto, al llegar es preciso que quiten del puesto a una tambora o a un bajo para que te puedas sentar, y es que no solo las sillas están ocupadas por instrumentos, sino que en los rincones, en las paredes y en los diversos espacios uno se encuentra gaitas adormitando su melodía ancestral, guitarras erguidas en su femenil figura, zampoñas añorando el gris de sus montañas, maracas colgando de cabeza, además de estuches de todo tipo, cables y equipos de audio. Sobre las paredes también cuelgan fotografías de diversos tamaños. Una de ellas fue tomada el día de su matrimonio con Ángela Jiménez, para quien produjo en el 2004 el álbum ‘Angelita Jiménez, como gaviota enamorada’, su anterior producción. El motivo de mi visita, en esa oportunidad, era conocer la muestra masterizada – que le habían hecho llegar de Bogotá – de su más reciente trabajo Gaitas que empezó a circular en el mercado desde los primeros días del mes de noviembre.
“Sí, Gaitas, así simplemente – dice y despliega una amplia y sonora carcajada que hace cimbrar su barba abundante”.
Juancho es dueño de una agradable y rica conversación y, generalmente, se esmera en mostrar cada detalle de su trabajo, al punto que suele uno ver a un niño feliz con su juguete nuevo: va y viene trayendo instrumentos o aparatos. Cuando por fin termina de cuadrarlo todo, suelta la grabación, lo que sigue es una extraordinaria expedición guiada a las minucias y secretos de la producción de un álbum musical en el que se han conjugado de forma magistral lo tradicional, lo alternativo y lo contemporáneo.
El compacto contiene quince temas: seis tradicionales de bandas (El pájaro, El ratón, Mi Sahagún, Fandango viejo, La Lorenza y Soy pelayero) y ocho tradicionales de gaitas (La pava congona, Conmigo que nadie se meta, La Maya, El hombre de los secretos, La tabaquera, ¿Después de esta vida qué?, No me llores muerto y La Ejpelucá), el otro es Si mi amor volviera, una cumbia que Juancho Nieves compuso al lado de los maestros Jorge Nieves y Moisés Paternina. “En los temas de banda hemos conservado la percusión tradicional: bombo, redoblante y platillos – explica – y en los temas gaiteros también conservamos la percusión autóctona: llamador, tambora, alegre y maracas; excepto en La Ejpelucá donde se incorporaron ambas percusiones”. Agregó que “todos los vientos están ejecutados con gaitas diseñadas y construidas exclusivamente para esta producción”.