martes, marzo 14, 2006

APUESTELE AL GANADOR

Por Alfonso Hamburger
Julito Abel Fontalvo, el juglar que más le ha cantado al corazón, está feliz por estos días, porque después de esa avalancha de vallenato llorón que inunda los vericuetos de la radio llanita y fácil, uno de sus temas lo tararean en las sabanas niños, jóvenes y adultos a toda hora: juéguela al ganador.

“El amor de mi Sabana”, del sincelejano José Valencia Tovar, también autor de “La hora de la verdad”, interpretadas por Kaleth Morales y Peter Manjarrés, respectivamente, y “Osama Ben Laden” ( de autor colectivo o como dirían los editores, del folclor costeño), interpretado por Lucho Covo y Horacio Mora, que monopolizaban los programas de radio en el viejo Bolívar Grande, se vieron eclipsados por “Juéguele al ganador”, un jingle de Fontalvo, dedicado a un varón electoral: gallo blanco sabanero.

En medio de la contaminación visual y la avalancha de mensajes a que se han visto sometido los habitantes de Colombia por estos días, el tema de Fontalvo, en ritmo de porro-son (una yerba rara en otras regiones), se constituye en un refresco para el oído.

El autor de “El Toro Balay”, “Río Seco” y “Río Crecido”, entre otros clásicos de la música sabanera, venia sufriendo del corazón. Un día penetré a su residencia sin anunciarme – la puerta de la sala estaba abierta- y me lo hallé en la penumbra de la sala. Se había quedado dormido, a las cinco de la tarde, con el televisor encendido. La casa estaba sola y triste. La alegría de esa casa se había ido. Se llamaba Teresa Cabarcas de Fontalvo, fallecida el 22 de octubre del año 2004. Desde entonces Fontalvo no levantaba cabeza. Además de ello, este juglar hace parte de los auténticos compositores costumbristas, que como Julio Oñate, Camilo Namen, Adolfo Pacheco, Santander Durán, Sergio Moya y 50 más, no les quieren grabar los de la nueva ola. Ni los viejos ni los nuevos.

Las dos cosas, el desconocimiento de las emisoras de radio y de los editores de discos (yerba ya de por sí rara), y la muerte de su Teresa del alma, han sido una dura estocada al corazón de Fontalvo, autor del bolero“Corazón corazoncito”, con razón es que sufre mi amorcito, famoso pero poco conocido por estas generaciones, interpretado por Julio Jaramillo y Alci Acosta, entre otros.

La gracia del tema de Fontalvo, quien se ha rejuvenecido y ha vuelto a engomarse el cabello, lustrar los zapatos y perfilarse el bigote, radica en que da en el clavo. En La Sabana nadie quiere botar su voto. Les gusta votar por candidatos ganadores. De pronto esto ha sido un defecto, pues las sabanas parecen estancadas. Acá el resguardo de las tradiciones, de la felicidad del agua de tanque y la conservación de las corralejas, parecen ser la elección de la gente, que tienen el caparazón de la hicotea para moverse en un ambiente inhóspito y esconder la cabeza cuando arrecia la brisa brava del Corcovao.

Además de querer v
otar siempre por los ganadores, el sucreño, como el sabanero en general, el hombre del viejo Bolívar Grande, aún resquebrajado por las coordenadas burocráticas que elevaron pueblos pequeños a la categoría de gobernaciones por tener semáforos, no han sufrido mengua en su legado cultural, que tiene en la riña de gallos una costumbre muy arraigada en sus gentes. Adolfo Pacheco, en su portentosa obra musical, ha dedicado cuatro temas a esta cultura gallística, que reúne, domingo a domingo, una clientela silenciosa en las calles, pero bullanguera en el ruedo, tan grande como la del fútbol.

... Y la gente, como al gallo de brioso pico estirador, aquel pinto blanco, ese que hace honores a su raza, siempre busca la fuerza de la brisa y el caudal del río que lo lleve como una esperanza cierta a un puerto donde no habrán más siglos de soledades.

Por eso pide, Fontalvo, en su porro son: !juéguele al ganador¡ Juéguele al desgraciado, porque , el pollo bueno, por lo regular pierde.