¿Quién conoce a Daudett Cantillo?
«No soy un saxofonista que reside en el campo. Soy un campesino que aprendió a tocar el saxofón. Y eso es muy distinto».
Por : FAUSTO PÉREZ VILLARREAL
Fotos Aleidys Coll
¡Ajá!, Daudett, ¿cómo es eso de que eres un saxofonista que nunca quiso salir del campo?», preguntó un hombre sesentón, de piel adusta y mancillada por los años; de dientes grandes, disparejos y manchados por la nicotina, mientras encendía un tabaco con un tizón.
Frente a las aguas del Canal del Dique han nacido muchas de las canciones del «negro» Daudett . Este prolífico compositor y saxofonista compuso hace 45 años «El sindicato», una de las piezas más populares del folclor de la Costa Caribe colombiana.
Esa pregunta desprevenida, derivada de la espontaneidad, eliminó cualquier formalismo y le dio inicio a una amena entrevista, cargada de interrogantes que el ilustre músico y compositor fue respondiendo de manera cordial. Varias personas estábamos atentas a cada frase que pronunciara.
«Antes que nada quiero aclararte a ti, a los aquí presentes y en especial al amigo periodista, que yo no soy un saxofonista que vive en el campo —contestó Daudett Cantillo, cerrando los ojos por los efectos del humo que escapaba del tabaco—. Yo soy un campesino que aprendió a tocar el saxofón y que por nada del mundo cambiará su terruño. Nunca me he creído el cuento ese dizque soy un artista que debería vivir en la ciudad. Lo mío es esto y punto».
No miente, mucho menos asume una posición altanera. El negro Daudett es sincero en todo lo que dice. Y su rutina es la mayor prueba de lo que expresa. Se levanta a las cinco de la mañana. Veinte minutos después emprende la marcha hacia su roza, a legua y media de distancia, en la que tiene cultivos de yuca y maíz. En una bicicleta va y viene.
Lo hemos visitado en su casa, en Santa Lucía, municipio acariciado por las aguas del Canal del Dique, localizado en el extremo sur del departamento del Atlántico. Allí nació el 25 de abril de 1932, en el hogar formado por Julio Cantillo Utria y Manuela Deal Cortés. De los once hijos que tuvieron sus padres, él fue el cuarto en nacer. Su niñez transcurrió en las polvorientas calles de ese poblado.
Vive con Rosalba Molina, su segunda esposa, y tres de los siete hijos que tuvo con ella. La charla la sostenemos en el patio, bajo un quiosco con techo de palma, a menos de dos metros del fogón del que el viejo fumador tomó el trozo de leña encendida.
«EL SINDICATO»
El nombre de Daudett Cantillo Deal no resulta familiar para muchas personas, bien sean menores de 18 años o mayores de 40.
Es muy posible que hasta una inmensa mayoría apenas escuche su nombre por primera vez, pero si ponemos a sonar «El Sindicato» a través de cualquier sistema de audio y decimos que él es su compositor, arreglista, saxofonista y director artístico en la grabación, con toda certeza escucharemos diversas expresiones de asombro como «¡Ah!, ya sé de quién se trata», o «¡Ajá! Conque él es el autor», o tal vez «¡Oh, qué bien, el autor de esa magistral pieza!».
El sindicato, presentado por Antonio Polo (bis)/ debemos de acompañarlo, y nunca dejarlo solo (bis)/ en el sindicato, se necesita gente popular (bis)/ también gente de experiencia, y no dejarnos engañar (bis)/ lo que tiene el sindicato, usted averigua por igual (bis)/ este conjunto se llama, Ritmo Sindical (bis).
En ritmo de paseaíto, Daudett compuso «El Sindicato» a mediados de 1960, hace ya 45 años, y todavía se escucha, se baila y se disfruta con el mismo arrebato de la primera vez. «Me inspiré en José Antonio Polo, un señor oriundo de por aquí que hace más de medio siglo fue líder de un sindicato de agricultores. Él formó una agremiación que gozó de mucha respetabilidad y era consultada por muchos residentes del pueblo. Trataba sobre asuntos de las tierras».
Antonio Fuentes escuchó la canción en Cartagena; le gustó su ritmo y mostró interés en grabarla. La sacó a la luz para las festividades del 11 de noviembre de 1962.
En la producción participaron José Manuel Olivo, con el redoblante; Catalino Vásquez, con la timba; Humberto Barragán, trompeta; Antonio María Herrera, platillo; Daudett Cantillo, saxofón tenor, y Felipe Matute, vocalista.
LA BANDA 20 DE JULIO DE REPELÓN
Son numerosas las canciones escritas por Daudett Cantillo Deal. Su legado queda como una fórmula de vida eterna para las próximas generaciones. De sus obras podríamos citar, entre otras, «El palo de macondo», «El perro negro», «María Teresa», «Trapiche», «Amelia» y «La mujer amada». En total son 87 piezas de su autoría que se encuentran inscritas en la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia (Sayco).
En 1972, luego de un prolongado período de intermitencia musical en el que dedicó la mayor parte de su tiempo a la agricultura, decidió, con unos colegas, fundar una agrupación. Pero ésta no tendría sede en Santa Lucía. La base estaría en el municipio de Repelón. Le colocamos Banda 20 de Julio de Repelón».
El hombre del tabaco, aquél que abrió la rueda de preguntas, ahora con lo que queda de la cabeza de un bocachico frito entre sus manos, se nos anticipa de nuevo, sin terminar de tragar lo que come: cuéntanos la historia de «El perro negro»…
Daudett apretó los labios, balanceó su cabeza de izquierda a derecha y viceversa, y dijo con pena ajena: No pierdes tu mala costumbre de adelantarte a los hechos ni de hablar con la boca llena. ¡Qué van a pensar estos señores de nosotros los santalucianos!
«EL PERRO NEGRO»
Reseña la historia que Daudett Cantillo Deal grabó 17 discos de larga duración con la Banda 20 de Julio de Repelón, desde su aparición, en 1972, hasta su retiro, a comienzos de los 80. Las producciones fueron realizadas por el desaparecido sello fonográfico Tropical.
El primer éxito que impusieron fue «El palo de macondo», interpretado por su vocalista estelar José Domingo Pino: Con el palo de macondo/ voy a practicar/ haciendo una canoa/ pa´ podé pescar…
Con la la Banda 20 de Julio grabó una de sus piezas mejor logradas: «El perro negro». «El músico repelonero Pablo Cueto hizo un fandango que tituló ‘La perra blanca’. La grabó con la agrupación La Auténtica, y gozó de mucha popularidad. Como respuesta escribí «El perro negro», también en ritmo de fandango, y lo grabé con la Banda 20 de Julio, cantando José Domingo Pino.
Tengo un perro negro/ pa´ la perra blanca/ tiene un ojo menos/ y la pobre es mansa (Bis)/ el perro no la quiere/ no le tiene amor/ porque la perra blanca no reúne condición (Bis).«El primer amor de mi vida fue Leda Polo Villa. Fue también mi primera esposa. Tuvimos un hijo que se llama Édgar. Quedé viudo al tercer año de casado.
«En la actualidad dirijo la Banda Nuevo Horizonte de Santa Lucía. Tocamos los fandangos, paseaítos y porros que grabé con el Conjunto Ritmo Sindical y con la Banda 20 de Julio de Repelón. Ya pueden imaginarse cuál es el tema que más pide la gente. Somos una agrupación que se acomoda al cualquier presupuesto»…