martes, abril 17, 2007

EL FESTIVAL NACIONAL DEL PORRO, HOMENAJE AL MAESTRO TOBIAS GARCES

Por WILLIAM FORTICH Y ANA MARÍA PINEDO
Tomado de "EL UNIVERSAL"
“Me siento feliz”, “no me cambio por otro”, “esto ya lo esperaba”, fueron las palabras del maestro Tobías Garcés Garcés cuando una comisión, encabezada por Felipa Plaza de Cogollo, presidenta del Trigésimo Primer Festival Nacional del Porro, le entregó la resolución mediante la cual fue designado como el músico que será objeto de reconocimiento en el certamen que se realizará en San Pelayo del 29 de junio al 2 de julio del presente año.


Este honor lo han recibido en los últimos años y en vida músicos tan importantes como Ricardo Hernández Ochoa, uno de los más destacados compositores que ha dado el departamento de Córdoba en los últimos cincuenta años; Ramón Benítez, uno de los más destacados bombardinos que ha dado Colombia; Miguel Emiro Naranjo Montés, director de la banda 19 de Marzo de Laguneta; Julio Paternina Oliveros, uno de los últimos músicos de la primera generación de integrantes de las bandas pelayeras, entre otros.


Cada año los músicos y amantes de las tradicionales bandas de música en Colombia esperan con mucho interés la escogencia del homenajeado, lo que quiere decir que el escogido será objeto de reconocimiento en todos y cada uno de los actos centrales del más importante evento de la música popular de bandas de Colombia, el Festival Nacional del Porro.


El año anterior fueron objeto de este homenaje los músicos Edilberto Guerra Lugo y Arlinton Pardo Plaza, los músicos más jóvenes en recibir este honor.
Vecinos y amigos del maestro Tobías en el barrio “La Coquera” de la ciudad de Montería, se agolparon a su residencia cuando recibía el acto administrativo con el cual se hizo la designación del Comité Organizador, hubo aplausos y felicitaciones que del mismo modo recibieron familiares y amigos del músico.
El Comité Organizador del Festival Nacional del Porro cada año tiene la dura responsabilidad de escoger un músico que reúna los requisitos que se requieren para que los amantes de la música popular de bandas compartan plenamente la elección y no han faltado las polémicas cuando las calidades del designado no se avienen a los criterios que se tienen para el homenaje.


En este caso el nombre del maestro Tobías Garcés Garcés ha sido bien recibido por todos.

HIJO DE MÚSICO



Tobías Garcés Garcés es hijo del maestro Pablo Garcés Pérez, fundador de la banda Ribana, de San Pelayo, el taller musical en el cual se crearon las más importantes obras del folclor cordobés, como que allí, desde principios del siglo veinte y hasta los años treinta, fueron creadas las obras musicales que identifican a la región del Sinú y las Sabanas.


Así las cosas, Tobías Garcés es depositario directo de una tradición musical que creó Porro Viejo Pelayero, El Pájaro, El Pilón, El Binde, El Ratón, Sábado de Gloria, La Mona Carolina, Siete de Agosto, El Tortugo, El Sapo Viejo, No te Tires por el Suelo, María Varilla, Soy Pelayero, Fandango Viejo Pelayero, La Mala Palabra, y muchas obras más que hacen parte del patrimonio cultural inmaterial del Sinú.


La actividad de los músicos de la región dio frutos en las bandas Ribana Bajera y Central de este municipio. Los entendidos en la materia consideran que Pablo Garcés Pérez es el creador del fandango, un aire que toma elementos rítmicos y melódicos de los ancestrales bailes cantados, que fueron arreglados para las bandas fiesteras y corralejeras del Sinú y las Sabanas.


Tobías Garcés es hijo de la pelayera, Eufemia Garcés Romero, una mujer morena que fue encantada por la voz melódica del bombardino del maestro Pablo. Hay quienes afirman que el bombardino es el instrumento que mejor interpreta el sentimiento melódico y rítmico de los afrodescendientes.
Garcés Garcés nació el 9 de junio de 1932 en San Pelayo, en donde vivió hasta los 4 años. Dice que uno de los recuerdos que con más intensidad lo embargan con nostalgia es el relato que su madre le hacía, pues a un día de nacido, Esperanza Méndez, la esposa de su padre lo peleaba con doña Eufemia, su madre.


Soy un hombre privilegiado ya que en verdad tuve dos madres, y esto es inusual, por que ellas intercambiaban hasta los alimentos. A los cuatro años de su existencia, Walberto, su hermano mayor, se lo llevó para Montería y regresó al lado de su madre en San Pelayo a los ocho años y a los pocos meses se fue definitivamente al lado de su padre en Santa Lucía.


En esa etapa de su vida que limita en la confusa frontera de la memoria, recuerda a su padre dirigiendo la banda de Santa Lucía, orientándolo, casi que obligándolo a ejecutar el bombardino como él.


Desde ese momento se inicia un conflicto de identidad en la música; de un lado su padre viendo en él a un bombardino y trombonista, razón por la cual en gran parte de su vida acompañó a importantes agrupaciones de Colombia con el bombardino y el trombón.


Pero de otro lado muy en el fondo de su conciencia y desde temprana edad él estuvo enamorado del clarinete y el saxofón. Fue una tensión que solo el tiempo resolvió a favor de estos instrumentos.


Hoy parece darle la razón a su padre, quien justificaba las bondades laborales y musicales del bombardino.


AMPLIO RECORRIDO


Explica que cuando tocó bombardino participó en grabaciones con la banda Bajera de San Pelayo, Pedro Laza y sus Pelayeros, los Corraleros de Majagual y la Sonora Cordobesa; en cambio, no ha hecho tantas grabaciones con el clarinete. A los 19 años, a solicitud de su padre al maestro Manuel Ángel Deschamps, se convirtió en músico de la Banda Departamental de Córdoba, fundada por este recién creado el Departamento.


Fue un recorrido que se inició como estafeta en esta agrupación insignia de la nueva entidad territorial, trabajando en ella como músico durante 25 años.
El maestro Tobías Garcés Garcés ha hecho parte de la Sonora Cordobesa, dirigida por Simón Mendoza, las orquestas dirigidas por el maestro Pacho Zumaqué Nova como los Macumberos del Sinú, los Tremendos. Los Diablos del Ritmo, dirigida por el maestro Pello Torres de Sincelejo; la Orquesta de Reyes Torres de Valledupar; Combo los Ocho de Córdoba de Ciénaga de Oro; Orquesta Caciques del Sinú.


Sin embargo, la actividad en donde más a gusto se ha sentido y en donde más frutos ha recogido el maestro Tobías es en la formación de bandas y orquestas, iniciándose en el INEM de Montería, en donde estuvo durante 25 años, creando la Orquesta de esa institución, fundó las bandas Trece de Enero de Canalete; La Banda Bicentenario de Lorica; Juvenil de la Casa de la Cultura de Lorica; la Banda Escuela de Música Maria Varilla de San Pelayo; la Banda Juvenil de la Casa de la Cultura de Tierralta; la Banda el Florisanto de la Casa de la Cultura de Tierralta.


La Banda San Simón de San Andrés de Sotavento; la Banda de Popayán, Córdoba; la Banda de la Casa de la Cultura de Nechí, Antioquia; el Conjunto Folclórico de Cajanal.


Actualmente vive en la compañía de Julia María Mejía Arrieta, tiene 18 hijos, cinco de ellos heredaron de su padre la música, son ellos, Pablo Miguel, Carmelo, César, Estévinson y Jorge.


Cuando arriba a los 75 años de edad, el maestro sueña con un instrumental para la Banda de “Tierraltica”, un corregimiento perteneciente al Municipio de Lorica, en donde dice que hay una mina de niños genios para la música. No lo puede explicar, pero es así por que lo comprobó desde las primeras clases de música que realizó en esa población.


Los niños asimilaron los conocimientos que él ofreció y se ha propuesto con el entusiasmo de los maestros con ideas maduras, conseguir los instrumentos para la Banda Infantil de Tierraltica.


Por las manos del maestro Tobías han pasado músicos de reconocido prestigio nacional e internacional como el saxofonista Julio Castillo, quien fue su alumno en el INEM de Montería. Sus alumnos lo recuerdan como maestro consagrado con una pedagogía que facilita el aprendizaje musical y con calidad humana para propiciar el encuentro afectuoso de los niños y jóvenes con la música.
El maestro Tobías sueña aun con seguir fundando y enseñando la música de nuestra región. Tiene su mirada en un semillero de niños en un lugar de Córdoba afortunado de la música que según él allí esta una mina de talento musical del porro.